
🔹Paco, ¡tengo el negocio de tu vida!
🔸Cuéntame, cuéntame, Emilio.
🔹Vamos a montar un almacén de cromos.
🔸¿Vamos a cobrar por guardarlos?
🔹No, lo hacemos gratis.
🔸¿Y dónde está el negocio?
🔹No los guardamos, los prestamos… y cobramos por ello.
🔸¿Eso se puede hacer? Si no son tuyos!
🔹Claro, se lo haces firmar. Si quieren guardarlos gratis, no les queda otra.
🔸Pero entonces, ¡nadie los querrá guardar ahí!
🔹Sí, porque sacamos una ley que diga que tener más de 10 cromos en casa te convierte en delincuente.
🔸¡¿Qué me estás contando?!
🔹Y para que no se quejen, les facilitamos los pagos con los cromos y, si protestan mucho… ¡les regalamos una cacerola!
🔸No te creo.
🔹Y aún no te he contado lo mejor.
🔸¿Más todavía?
🔹Al que le prestamos los cromos, lo obligamos a guardarlos en nuestro almacén… y los volvemos a prestar.
🔸¿¡Qué!? ¿Los prestas dos veces?
🔹Dos… ¡y hasta cien veces!
🔸¡La madre que te parió! ¿Y si alguien quiere recuperar sus cromos?
🔹En ese caso, nos rescatan con dinero público.
🔸¡Brutal! ¿Cómo lo vas a llamar?
🔹He pensado en ponerle "BANCO" seguido de algún nombre de ciudad para darle empaque: Bilbao, Santander, Vizcaya o Soria, no sé... ¿Qué te parece?
🔸La madre que te parió nos vamos a forrar, Emilio!
👉 Y tú, ¿Sigues pensando que tener una cuenta bancaria es gratis? ¿Te imaginas algún otro negocio donde no acabaras en la cárcel por hacer esto mismo?
Gracias,
Comments